lunes, junio 26, 2006

"El cielo gira", de Mercedes Álvarez

Publicado en www.comohacercine.com (wartes wcult wcine desp wpint)

Este primer documental de la directora ha conseguido los premios de Mejor película en el Festival de Rótterdam y en el Festival de París Cinéma du réel 2005.

Estreno en España: 13 de mayo.
La película "El cielo gira", de la directora Mercedes Álvarez, recibió el pasado 12 de marzo el gran premio del 27º Festival Internacional Cinéma du réel, que se celebró en París y en el que competían 37 documentales.

La realizadora, que recientemente exhibió su película en el Festival Punto de Vista de Pamplona y que también ha ganado el prestigioso Tiger Award en el Festival de Rótterdam, cuenta en su primer largometraje la historia de Aldealseñor, un pueblo de la provincia de Soria de 14 habitantes donde Mercedes fue la última en nacer.

Álvarez establece un paralelismo entre la situación del pueblo, cuya esencia se diluye y desaparece, con la realidad del pintor pamplonés Pello Azketa, a quien una enfermedad ha ido dejando sin vista poco a poco.

Próximamente, "El cielo gira" también participará en el Festival de Málaga que se llevará a cabo del 22 al 30 de abril.

Sinopsis
En Aldealseñor, un pueblo de los páramos altos de Soria, quedan hoy 14 habitantes. Son la última generación, después de mil años de historia ininterrumpida. Hoy, la vida continúa. Dentro de poco, se extinguirá sin estrépito y sin más testigos.

Los vecinos de Aldealseñor y el trabajo del pintor Pello Azketa comparten algo en común: las cosas han comenzado a desaparecer delante de ellos. La narradora vuelve a su origen y asiste a ese final al tiempo que intenta recuperar una imagen primera del mundo, de la infancia.

"Yo tenía tres años el día en que mi familia se marchó de Aldealseñor, a finales de los sesenta. Aunque mis hermanos mayores y yo nacimos allí –y mis padres, y los padres de mis padres- y aunque hoy puedo contar sin mezcla de olvido la vida de antepasados a los que nunca llegué a conocer, ese día de finales de los sesenta, en el fondo tan cercano, no puedo recordarlo; es como si no perteneciera a mi memoria", dice la directora.

"En los libros he leído que el pueblo tenía, a principios de siglo, cuatrocientos habitantes, luego trescientos, más tarde doscientos cincuenta… Hoy la comarca presenta más de cinco pueblos abandonados o en trance de desaparición. Y en toda la provincia de Soria se despuebla el paisaje y se arruina la memoria desde hace siglos en un retroceso imparable, acelerado en las últimas décadas", cuenta Mercedes Álvarez.

Notas de la directora
Había la posibilidad de asistir –en un lugar concreto, con personas reales- a un capítulo necesario de la experiencia y la vida humanas: el tiempo de la ruina y la decadencia, que precede a su desaparición. Se trataba de mostrar qué cosas ocurren entonces, y registrarlas mientras ocurren.

A menudo la ficción del cine ha reflejado con éxito el proceso de decadencia de un individuo; con más dificultad, el de un grupo humano, el de un clan, el de una generación. Para escalas mayores, para hablar de la caída de toda una civilización o de una cultura, lo más acostumbrado es la alusión, que el lenguaje del cine traduce en elipsis: se muestra un paisaje de ruinas, se muestra lo que era antes en cuanto que ya no es, y luego un tiempo nuevo que ha suplantado al anterior.

Pero de lo que aquí se trata es de ese intervalo en el que todavía hay vida. Y durante ese trance de desaparición se dan sin embargo momentos únicos, hechos que brillan con un significado especial al tiempo que se apagan, y que tienen la capacidad de evocar toda la intensidad del trance. En su cualidad, esos hechos significativos son quizá comunes a la caída de individuos, grupos y culturas. Quise prestar especial atención a esos momentos, sin aislarlos del conjunto, sin subrayar su carga dramática.

Hay una cualidad del paisaje nada frecuente de encontrar y que sin embargo se da en la región de la Aldealseñor, en los páramos altos de Soria, de una manera inmediata: la experiencia física, en un solo golpe de mirada sobre la comarca, de tiempos históricos distintos, a veces antediluvianos. Las huellas de dinosaurios y el pueblo en su actualidad y a punto de desaparecer, los castros celtíberos, las ruinas romanas o la torre árabe del palacio convivían simultáneamente.

Ese tiempo profundo que rige las estaciones, las generaciones y los milenios, estaba milagrosamente ahí, intacto, y podía experimentarse con los sentidos. Y tuve el presentimiento de que el último capítulo en la historia de La Aldea, los días que estábamos viviendo durante el rodaje, no era más que uno de sus intervalos, antes de que llegara la nueva época, la del hotel y los molinos.

Me dije que si esa experiencia conjunta de tiempo biográfico (el mío y el de los habitantes del pueblo) y de memoria colectiva pudieran proyectarse sobre un tiempo profundo, merecía la pena intentarlo. La forma que intentamos durante el montaje fue marcar con esos tres tiempos un compás, que se repite varias veces a lo largo de la película.

Así, el tiempo de rodaje acabó convirtiéndose en tiempo documental y, finalmente, en tiempo argumental. "El cielo gira" relata los hechos seleccionados y los momentos significativos de un trance de desaparición; los que se produjeron en Aldealseñor entre otoño de 2002 y junio de 2003, quedando así anclados en el tiempo y en la memoria.

Pello Azketa (Pintor)
La trayectoria artística de Pello Azketa, nacido en 1949, merecería quizás, ella sola, la atención de un relato, un relato intempestivo, que tendría el valor de una parábola.

Su búsqueda pictórica es un caso especial de dedicación y tenacidad...

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